jueves, 27 de enero de 2011

1. Convenios abiertos y no diplomacia secreta en el futuro.

Woodrow Wilson
vigésimo octavo presidente
de los Estados Unidos
El título del post, se corresponde con el primero de los Catorce Puntos que Woodrow Wilson redactó para su discurso, ante el Congreso del 8 de Enero de 1918. Dicho discurso, tenía como objetivo, llamar al alto el fuego a todas la naciones participantes en la Primera Guerra Mundial.

Aunque Wilson no logró imponer la totalidad de sus catorce puntos en la redacción del Tratado de Versalles - tratado que puso, de manera oficial, fin a la I Guerra Mundial - sí consiguió que se incluyera la creación de una asociación de naciones, que fue la precursora de la actual Naciones Unidas.

Sea como fuere, 93 años después de aquel 8 de Enero de 1918, los planteamientos de Wilson, sobre cómo se debería gestionar la diplomacia y acuerdos entre las naciones, vuelven a salir a la palestra, de la mano de Julian Assange y su ya más que archiconocida Wikileaks.

La pregunta es ¿puede ser la diplomacia completamente transparente?  y en caso afirmativo ¿es conveniente que lo sea?

Preguntas de difícil respuesta.

Está claro, o como mínimo a mí me lo parece, que la transparencia, en cualquier ámbito y gestión, es sinónimo de credibilidad y confianza. La regla es muy básica: cuanta más información tengas, y más puedas contrastarla, más seguro vas a estar de que no te engañan (o como mínimo, de que no lo consiguen).
En ese sentido, Wikileaks, nos ha brindado una puerta, una interesantísima e inequívoca puerta, para conocer, de primera mano, qué es "lo que se cuece" en  los grandes despachos. De la publicación en sus páginas, de los cables, vídeos y demás, hemos descubierto cómo se nos ha manipulado y mentido, amén de descubrir, atónitos, cómo se desprecia la vida humana - aunque ésta se corresponda con la de unos inocentes niños - en nombre de guerras absurdas, que para más despropósitos, en la mayoría de casos, se esconden bajo el nombre de supuestas "misiones humanitarias". 

Dicho ésto, y siendo partidaria de una mayor transparencia de la gestión de nuestros gobiernos - transparencia que lleva implícito un mayor control de los mismos - me asaltan las dudas sobre si es realmente conveniente que, como decía Wilson, la diplomacia sea, enteramente, NO secreta.

¿Se pueden hacer públicas las negociaciones - pongamos por caso - entre dos gobiernos con intereses contrapuestos, máxime cuando un tercero ejerce el papel de mediador?  ¿No es una negociación  -y como se dice en catalán - "un tira i arronsa" donde existen momentos de tensión que pueden llevar, si son mal gestionados, a la interrupción de dichas negociaciones y por tanto, a lo no consecución de un acuerdo?

Si bajamos a un nivel más "mundano", ¿no sería contrapoducente, para nuestra buena convivencia, que todos nosotros dejáramos de lado la diplomacia (el arte popular de disimular nuestros verdaderos pensamientos) en nuestras relaciones, tanto laborales, como personales?

Esto me recuerda a la respuesta que dió Felipe González cuando a la pregunta sobre si en su etapa como presidente se había producido una malversación de caudal público y (entre otras muchas cosas), contestó:

"La otra discusión, absurda y que conduce a la melancolía, es cómo se manejan los fondos reservados, de los que era responsable, que por definición son reservados y que aquí abrió un debate ridículo porque dijeron que tenían que tener recibos, justificantes, de la entrega de esos fondos. "

(Para leer la entrevista entera, aquí)



1 comentario:

  1. Un buen amigo que daba clases de Ética a empresas y políticos me contaba que una de las preguntas más frecuentes era cómo saber cuándo determinada acción era o no ética.

    Y él siempre les respondía lo mismo:

    "Si hay alguna razón por la que piensas que debes ocultar una parte de la verdad sobre esa acción que te propones llevar a cabo, es que no es ética".

    He dicho que daba clases... pues también me dijo que cada vez más los cursos de Gestión vienen a sustituir a los de Ética.

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