miércoles, 26 de enero de 2011

El "crowdfunding" o la nueva era del mecenazgo

Cayo Cilnio Mecenas
Cayo Cilnio Mecenas , fue un noble y acaudalado romano, que además de pasar a la historia por haber sido confidente y asesor de Cayo Júlio César Augusto,  tuvo el grandísimo honor, de dar su nombre a  la noble actividad del mecenazgo. Efectivamente, Cayo Cilnio, enamorado de las artes, acogió y protegió a diversos poetas de su época, financiando desinteresadamente, sus actividades artísticas. Entre sus protegidos, nombres tan ilustres como Horacio y Virgilio.

La red, principal responsable de la actual socialización y globalización de la cultura, nos trae, esta vez, una versión remasterizada de la mítica figura del mecenas:

el  "Crowdfunding".

El Crowdfunding  se basa en una idea que no por sencilla, deja de ser sorprendente y brillante: abrir la puerta a que proyectos culturales de toda índole, y que por los canales tradicionales  difícilmente verían la luz, busquen pequeños mecenas entre los millones de internautas que, cada día, surfeamos por la red.

Esto es: los portales de Crowfunding (en España, de momento, sólo estos dos: Verkami   y  Lanzanos) se encargan de publicitar un proyecto creativo y cultural, cuyo presupuesto fija el propio creativo. Los internautas interesados, pueden realizar aportaciones, por pequeñas que sean, a aquellas ideas o proyectos que sean de su interés o agrado. A cambio, el mecenas recibe recompensas -fijadas de antemano por el creativo- y que, en ningún caso, pueden ser económicas. Es responsabilidad el creador, ofrecer recompensas suficientemente atractivas, para que el futuro mecenas, se interese por su proyecto y decida aportar su parte a la financiación.

Eso sí, como buena versión remasterizada que es, los portales, se quedan con un tanto por ciento del dinero total recaudado por proyecto, siempre y cuando, también hay que decirlo, el proyecto obtenga el 100% del presupuesto inicial.

Ya lo avisó en su día, Teddy Bautista (presidente del Consejo de dirección de la Sociedad General de Autores):

"Antes no había asociaciones de internautas, ni comunidades electrónicas, y ahora cualquier pendejo electrónico está construyendo la nueva democracia digital".

Larga vida a la nueva democracia digital!




2 comentarios:

  1. Hola, Elena,
    Lo bueno de la democracia digital es que vuelve a ser democracia directa. Es decir, no hay impedimento tecnológico a que miles o millones de personas podamos votar sobre un tema concreto. Cabe la posibilidad de que ello nos llevara a prescindir de la casta política, o al menos de reducirla, controlarla y hacerla transparente.

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  2. Hola Plácido,

    bienvenido ;-)

    No sé dónde leí un artículo de opinión (y disculpa porque tampoco recuerdo quién lo firmaba), en el que se sostenía que la democracia directa era un arma de doble filo.

    Ponía el ejemplo (hipotético y extremo) de una ciudad en el que se sometiera a referendum el derecho de la mujer a participar en la vida política de la ciudad.

    ¿Cuales serían los parámetros de la democracia directa? ¿Podemos someterlo todo a votación popular?

    Mmmm...

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